Todos los negocios industriales se deben operar dentro de unos marcos de seguridad cada
vez más exigentes, en especial cuando las características del producto crean en su
manipulación, almacenamiento, transporte y uso, mayores situaciones de riesgo.
En este sentido, la legislación es cada vez más exigente pero también las propias
compañías, que son conscientes de la repercusión social o de imagen que tienen los
accidentes, se imponen objetivos de seguridad más restrictivos que la legislación; por ello
las políticas de seguridad deben generar procesos continuos de seguimiento y mejora.
El G.L.P. es un combustible excelente, ecológico y versátil, que cuenta con millones de
consumidores satisfechos en todo el mundo, preferido para muchas aplicaciones.
Como todas las formas de energía, el G.L.P. es un combustible potencialmente peligroso si
se manipula incorrectamente.
El riesgo cero es una aspiración más que una certeza
absoluta. Por ello, el cuidado en la manipulación y en el uso del G.L.P puede ayudar a
reducir el número de accidentes y sus consecuencias, permitiendo situarse dentro de los
parámetros de riesgo social e individual aceptados en una sociedad moderna e
industrializada.
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