La Seguridad Laboral se extiende a múltiples campos, no todos calificables de industriales, pues sectores tales como el transporte y la construcción presentan especificidades muy definidas y no se rigen propiamente por normativa de tipo industrial. Estos sectores presentan una tasa de siniestralidad muy elevada, y son la principal causa de la mortalidad laboral, así como del perjuicio económico asociado a los accidentes, que se eleva a más de dos billones de pesetas anuales.
En el cuadro adjunto se presentan las estadísticas referentes al global de la Seguridad Laboral (según fuentes sindicales)
De las estadísticas anteriores podría decirse que la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales (Ley 31/1995 y su R.D. 39/1997) no ha sido un éxito, pues en los años que lleva desde su promulgación la siniestralidad no ha hecho sino aumentar, y muy significativamente, con especial énfasis en los accidentes in itínere. Aún así, las muertes atribuibles a estos no son el 10% de los accidentes mortales en el transporte
en general. En todo caso, por lo que corresponde a la accidentalidad con baja (de atención sanitaria) ésta también ha aumentado espectacularmente, y ello sí está asociado directamente con la seguridad ocupacional en general.
España tiene en ésto, uno de los índices más pobres de la Unión Europea y la mortalidad laboral total es de 10-4 / año, lo que significa 100 muertos al año por cada millón de trabajadores, lo cual es prácticamente el doble de la tasa media de la Unión Europea.
Parecen existir varias causas estructurales en ello, incluyendo la fuerte participación de empresas subcontratadas y trabajadores eventuales en algunos sectores, sobre todo el de la construcción. De hecho, en España la siniestralidad media entre los trabajadores eventuales es prácticamente el doble de la de los fijos, lo cual está curiosamente en correlación con la estadística europea, donde el porcentaje de trabajadores eventuales es muy bajo (aproximadamente la mitad del valor español).
Si nos ceñimos a la industria, los índices de siniestralidad que encontramos en el año 2000 son aproximadamente estos:
Indice de frecuencia: 42 accidentes con baja por millón de horas trabajadas
Indice de gravedad: 2,6 jornadas perdidas por accidentes ( 18 horas) por cada mil horas trabajadas Indice de incidencia: 39 trabajadores accidentados por cada mil empleados.
Hay que señalar que la coherencia de las cifras anteriores no es plena, por la dificultad de la recopilación sistemática y uniforme de datos. Por ejemplo, teniendo en cuenta que a cada trabajador se le puede asociar unas 1700 horas de trabajo anual, el índice de incidencia podría rescribirse como 39 accidentados por 1,7 millones de horas trabajadas, que equivale a 23 trabajadores accidentados por millón de horas.
Sin embargo, el número de accidentes con baja es casi el doble (42) lo cual significa que no hay un criterio uniforme al computar la accidentología (Los datos anteriores corresponden a los dados por una muestra bastante rigurosa del sector industrial, dada en “Gerencia de riesgos y seguros”, nº 72, 4º trimestre del 2000).
En el cuadro adjunto se presentan las estadísticas referentes al global de la Seguridad Laboral (según fuentes sindicales)
De las estadísticas anteriores podría decirse que la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales (Ley 31/1995 y su R.D. 39/1997) no ha sido un éxito, pues en los años que lleva desde su promulgación la siniestralidad no ha hecho sino aumentar, y muy significativamente, con especial énfasis en los accidentes in itínere. Aún así, las muertes atribuibles a estos no son el 10% de los accidentes mortales en el transporte
en general. En todo caso, por lo que corresponde a la accidentalidad con baja (de atención sanitaria) ésta también ha aumentado espectacularmente, y ello sí está asociado directamente con la seguridad ocupacional en general.
España tiene en ésto, uno de los índices más pobres de la Unión Europea y la mortalidad laboral total es de 10-4 / año, lo que significa 100 muertos al año por cada millón de trabajadores, lo cual es prácticamente el doble de la tasa media de la Unión Europea.
Parecen existir varias causas estructurales en ello, incluyendo la fuerte participación de empresas subcontratadas y trabajadores eventuales en algunos sectores, sobre todo el de la construcción. De hecho, en España la siniestralidad media entre los trabajadores eventuales es prácticamente el doble de la de los fijos, lo cual está curiosamente en correlación con la estadística europea, donde el porcentaje de trabajadores eventuales es muy bajo (aproximadamente la mitad del valor español).
Si nos ceñimos a la industria, los índices de siniestralidad que encontramos en el año 2000 son aproximadamente estos:
Indice de frecuencia: 42 accidentes con baja por millón de horas trabajadas
Indice de gravedad: 2,6 jornadas perdidas por accidentes ( 18 horas) por cada mil horas trabajadas Indice de incidencia: 39 trabajadores accidentados por cada mil empleados.
Hay que señalar que la coherencia de las cifras anteriores no es plena, por la dificultad de la recopilación sistemática y uniforme de datos. Por ejemplo, teniendo en cuenta que a cada trabajador se le puede asociar unas 1700 horas de trabajo anual, el índice de incidencia podría rescribirse como 39 accidentados por 1,7 millones de horas trabajadas, que equivale a 23 trabajadores accidentados por millón de horas.
Sin embargo, el número de accidentes con baja es casi el doble (42) lo cual significa que no hay un criterio uniforme al computar la accidentología (Los datos anteriores corresponden a los dados por una muestra bastante rigurosa del sector industrial, dada en “Gerencia de riesgos y seguros”, nº 72, 4º trimestre del 2000).
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