Se considera contaminación atmosférica a la introducción en la atmósfera, por acción humana, directa o indirecta, de sustancias o de energía que tengan una acción nociva de tal naturaleza que ponga en peligro la salud del hombre, que cause daños a los recursos biológicos y a los ecosistemas, que deteriore los bienes materiales y que dañe o perjudique las actividades recreativas y otras utilizaciones legítimas del medio ambiente.
La presencia de contaminantes en la atmósfera se expresa en unidades de concentración relacionando la masa de contaminante con el volumen de aire (mg/m3, g/m3, ng/m3). En el caso de contaminantes gaseosos también suele expresarse su concentración en ppm
(partes por millón) en volumen y ppb (partes por billón) también en volumen.
No hay que menospreciar la contaminación debida a diversas formas de energía como pueden ser las radiaciones ionizantes y el ruido aunque por sus especiales características reciben un tratamiento legal y técnico específico.
El dióxido de carbono no es propiamente un contaminante aunque, al igual que el vapor
de agua, en grandes cantidades parece que pueden contribuir a alterar el clima y los ecosistemas en cuyo caso ambos pasarían a considerarse contaminantes.
Las partículas sólidas o líquidas que se mantienen en suspensión en el aire presentan una gran dispersión de tamaños y una constitución química muy variada en función de su procedencia. Entre las partículas también hay contaminantes bioquímicos como virus, bacterias y mohos.
Por reacciones químicas en la atmósfera o en la hidrosfera se pueden formar contaminantes secundarios como: dióxido de nitrógeno (NO2) y nitratos (MNO3) a partir de óxido nítrico (NO) y amoniaco (NH3), trióxido de azufre (SO3), ácido sulfúrico (H2SO4) y sulfatos (MSO4) a partir de dióxido de azufre (SO2) y ácido sulfhídrico (H2S), así como, ácido clorhídrico (HCl), ácido fluorhídrico (HF) y cloro (Cl2) a partir de derivados halogenados orgánicos.También puede formarse dióxido de carbono (CO2) a partir de monóxido de carbono (CO) y ozono (O3) a partir de hidrocarburos y óxidos de nitrógeno (NOx).
Los componentes gaseosos de la atmósfera y los contaminantes que puedan estar en ella
se desplazan debido, principalmente, al viento y los gradientes de temperatura. Sin embargo, la topografía de una región y las condiciones climatológicas pueden hacer que el aire se inmovilice temporalmente formando una bolsa lo que puede provocar aumentos locales de la concentración de contaminantes.
La presencia de contaminantes en la atmósfera se expresa en unidades de concentración relacionando la masa de contaminante con el volumen de aire (mg/m3, g/m3, ng/m3). En el caso de contaminantes gaseosos también suele expresarse su concentración en ppm
(partes por millón) en volumen y ppb (partes por billón) también en volumen.
No hay que menospreciar la contaminación debida a diversas formas de energía como pueden ser las radiaciones ionizantes y el ruido aunque por sus especiales características reciben un tratamiento legal y técnico específico.
El dióxido de carbono no es propiamente un contaminante aunque, al igual que el vapor
de agua, en grandes cantidades parece que pueden contribuir a alterar el clima y los ecosistemas en cuyo caso ambos pasarían a considerarse contaminantes.
Las partículas sólidas o líquidas que se mantienen en suspensión en el aire presentan una gran dispersión de tamaños y una constitución química muy variada en función de su procedencia. Entre las partículas también hay contaminantes bioquímicos como virus, bacterias y mohos.
Por reacciones químicas en la atmósfera o en la hidrosfera se pueden formar contaminantes secundarios como: dióxido de nitrógeno (NO2) y nitratos (MNO3) a partir de óxido nítrico (NO) y amoniaco (NH3), trióxido de azufre (SO3), ácido sulfúrico (H2SO4) y sulfatos (MSO4) a partir de dióxido de azufre (SO2) y ácido sulfhídrico (H2S), así como, ácido clorhídrico (HCl), ácido fluorhídrico (HF) y cloro (Cl2) a partir de derivados halogenados orgánicos.También puede formarse dióxido de carbono (CO2) a partir de monóxido de carbono (CO) y ozono (O3) a partir de hidrocarburos y óxidos de nitrógeno (NOx).
Los componentes gaseosos de la atmósfera y los contaminantes que puedan estar en ella
se desplazan debido, principalmente, al viento y los gradientes de temperatura. Sin embargo, la topografía de una región y las condiciones climatológicas pueden hacer que el aire se inmovilice temporalmente formando una bolsa lo que puede provocar aumentos locales de la concentración de contaminantes.
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