Como consecuencia directa del accidente no hubo que lamentar ninguna víctima, y de manera indirecta, por la radiactividad fugada, ésta fue tan escasa que sus efectos no pueden ser apreciados y de hecho nadie ha podido sustanciar la petición de indemnizaciones por daños radiológicos (por ser imposible establecer ni la más mínima relación probable causa-efecto). Desde esa perspectiva, podría decirse que fue un accidente inocuo para la salud humana, si bien tuvo notorias repercusiones psicológicas. Hay que tener en cuenta que se mencionó la posibilidad de una evacuación por emergencia, sin información comprensible sobre el caso, lo que motivó, entre otras cosas, que se vendieran todas las existencias de las armerías de Maryland y Pennsylvania, por temor a actos de pillaje y bandolerismo durante una evacuación en masa.
El accidente de TMI-2 fué, sin embargo, una gran catástrofe económica. Su valor de reposición, es de unos 500.000 millones de pesetas (en realidad, se puede decir que la empresa perdió toda la inversión realizada, pues la unidad solo había funcionado un año, y sin embargo ha de continuar manteniéndola, en tanto no se proceda a su clausura definitiva, que también será costosa).
Tras ese accidente, algunos especialistas señalaron que la Normativa de Seguridad Nuclear está mucho más pensada para la protección de personas que para la de las instalaciones, y efectivamente es y debe ser así. La empresa debe proteger su inversión de acuerdo con su política de gerencia de riesgos, mientras que las autoridades públicas deben velar, sobre todo, por la salud y seguridad públicas así como de las personas profesionalmente expuestas.
A nivel empresarial, estas metodologías se han de sintetizar en una técnica de gerencia de riesgos que permita a los responsables empresariales garantizar que los riesgos asumidos por la empresa están dentro de lo tolerable, y que se ha llegado a la situación adecuada en cuanto a inversiones en seguridad. Para ello suele ser útil la técnica de análisis coste-beneficio, mediante la cual la gerencia de riesgos determina cual sería la disminución de incertidumbres o riesgos, y por tanto el aumento de la seguridad, consiguiente a la inversión de una cierta cantidad adicional de dinero; comparando esta inversión, que implica un gasto cierto, con la disminución de riesgo hipotético que se obtiene mediante dicha inversión. Teóricamente el análisis coste-beneficio permite hallar un punto de equilibrio en el cual el gasto de presupuesto adicional para aumentar
la seguridad no revierte en una reducción similar en la cantidad de dinero que se requiere para realizar la cobertura del riesgo reducido. En la figura nº 1 se expone un ejemplo de análisis coste-beneficio, a título meramente ilustrativo, teniendo en cuenta que la seguridad asintótica no existe y su valor requeriría una inversión infinita.
El accidente de TMI-2 fué, sin embargo, una gran catástrofe económica. Su valor de reposición, es de unos 500.000 millones de pesetas (en realidad, se puede decir que la empresa perdió toda la inversión realizada, pues la unidad solo había funcionado un año, y sin embargo ha de continuar manteniéndola, en tanto no se proceda a su clausura definitiva, que también será costosa).
Tras ese accidente, algunos especialistas señalaron que la Normativa de Seguridad Nuclear está mucho más pensada para la protección de personas que para la de las instalaciones, y efectivamente es y debe ser así. La empresa debe proteger su inversión de acuerdo con su política de gerencia de riesgos, mientras que las autoridades públicas deben velar, sobre todo, por la salud y seguridad públicas así como de las personas profesionalmente expuestas.
A nivel empresarial, estas metodologías se han de sintetizar en una técnica de gerencia de riesgos que permita a los responsables empresariales garantizar que los riesgos asumidos por la empresa están dentro de lo tolerable, y que se ha llegado a la situación adecuada en cuanto a inversiones en seguridad. Para ello suele ser útil la técnica de análisis coste-beneficio, mediante la cual la gerencia de riesgos determina cual sería la disminución de incertidumbres o riesgos, y por tanto el aumento de la seguridad, consiguiente a la inversión de una cierta cantidad adicional de dinero; comparando esta inversión, que implica un gasto cierto, con la disminución de riesgo hipotético que se obtiene mediante dicha inversión. Teóricamente el análisis coste-beneficio permite hallar un punto de equilibrio en el cual el gasto de presupuesto adicional para aumentar
la seguridad no revierte en una reducción similar en la cantidad de dinero que se requiere para realizar la cobertura del riesgo reducido. En la figura nº 1 se expone un ejemplo de análisis coste-beneficio, a título meramente ilustrativo, teniendo en cuenta que la seguridad asintótica no existe y su valor requeriría una inversión infinita.
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