Los nuevos trabajadores, en particular los jóvenes, están más sujetos al influjo del enfoque psicológico. Los trabajadores que se encuentran al final de la adolescencia o al principio de sus veinte, entran
a los trabajos provenientes de una estructura social que le da gran importancia a ser audaz y correr riesgos.
Los nuevos trabajadores observan a sus supervisores y compañeros más experimentados para
saber qué clase de comportamiento o hábitos de trabajo son los que se ganan el respeto en el entorno
industrial. Si sus colegas mayores y de más experiencia utilizan mascarilla o protección para los
oídos, es más probable que los trabajadores jóvenes adopten también estos hábitos de seguridad. Si
los compañeros de mayor respeto se ríen o ignoran los principios de seguridad, los jóvenes tendrán un
mal comienzo, y nunca tomarán en serio la seguridad y la higiene.
Los informes de accidentes confirman que en un gran porcentaje las lesiones son causadas por
los actos inseguros de los trabajadores. Este hecho subraya la importancia del enfoque psicológico
para que los trabajadores adquieran buenas actitudes hacia la seguridad y la higiene. El enfoque
puede reforzarse con capacitación en los riesgos de operaciones determinadas. Una vez que se han
dado a conocer los riesgos sutiles a los trabajadores, que no sabrían de ellos por su experiencia
general, se hace más sencilla la adopción de actitudes de seguridad.
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