A la incertidumbre del riesgo de los derrumbes se añaden ciertos factores que lo incrementan:
• Lluvias torrenciales, que suavizan la tierra y favorecen los deslizamientos.
• Vibraciones de equipo pesado o de tráfico callejero cercano.
• Perturbaciones previas en el suelo, como construcciones anteriores u otras excavaciones.
• Congelación y descongelación alternada del suelo.
• Grandes cargas estáticas, como cimientos de edificios o materiales apilados cercanos.
Aunque se requiere de juicio para decidir si hay que apuntalar, el riesgo es tan serio que es
prudente adoptar una política conservadora, bien lejos del área marginal donde un derrumbe puede o
no ocurrir. Una cosa es segura: después de que ocurra el derrumbe y haya una muerte, el funcionario
de la OSHA se presentará en la escena y todos (incluyendo el funcionario) concluirán que el
apuntalamiento o la protección era insuficiente.
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