Riesgo es la probabilidad de estar expuesto a un peligro. Este es un tema clave ya que no es posible modificar las propiedades de un producto sin cambiar su estructura pero, sin embargo, es posible reducir y controlar los riesgos a su exposición a lo largo de las etapas de fabricación, almacenamiento, distribución y utilización.
Los peligros son las fuentes de riesgos. La seguridad es el estado en el que los riesgos se consideran aceptables. Para alcanzar este estado, los peligros deben considerarse en un contexto muy amplio tratando de relacionar las actividades que las personas pueden realizar con la tecnología disponible.
La identificación de riesgos medioambientales exige experiencia en procesos productivos, técnicas de defensa del medio ambiente, legislación medioambiental y metodología de evaluación de impactos ambientales.
Por otra parte, la Administración Pública debe tener una visión clara de estos riesgos a la hora de actuar en la concesión o suspensión de licencias de actividad, control de la observancia de normas legales, etc. Así mismo, desde su posición de responsable total en el control del medio ambiente, debe conocer la ubicación e importancia de las potenciales fuentes de contaminación.
Las actividades humanas causantes de problemas medioambientales son: agricultura, silvicultura, pesca, energía, industria, transporte y turismo.
Los problemas medioambientales ligados a la agricultura son:
• Restos de pesticidas y fertilizantes en los alimentos, agua y suelo con el peligro asociado de estas sustancias químicas para la salud humana
• Ausencia de “buenas prácticas agrícolas” con el peligro de pérdida de flora y fauna
• Empleo excesivo de fertilizantes con la lixiviación de éstos y su difusión en aguas
subterráneas y superficiales lo que implica contaminación del agua
• Emisión de amoniaco, y óxidos de nitrógeno con la correspondiente contaminación del aire
• Riego excesivo o escaso con el peligro de agotamiento de acuíferos y salinización de suelos y acuiferos
• Empleo de maquinaria pesada y vertido de fangos con metales pesados con el peligro de compactación de suelos, erosión y contaminación
• Vertido de residuos que contaminan el aire
En el caso de la silvicultura, los monocultivos y las prácticas intensivas son un peligro para la diversidad de especies. También genera problemas de erosión y empobrecimiento del suelo. Algunas especies (coníferas y eucaliptos) debido a que son inflamables presentan problemas de incendios con impactos locales importantes.
Los peligros son las fuentes de riesgos. La seguridad es el estado en el que los riesgos se consideran aceptables. Para alcanzar este estado, los peligros deben considerarse en un contexto muy amplio tratando de relacionar las actividades que las personas pueden realizar con la tecnología disponible.
La identificación de riesgos medioambientales exige experiencia en procesos productivos, técnicas de defensa del medio ambiente, legislación medioambiental y metodología de evaluación de impactos ambientales.
Por otra parte, la Administración Pública debe tener una visión clara de estos riesgos a la hora de actuar en la concesión o suspensión de licencias de actividad, control de la observancia de normas legales, etc. Así mismo, desde su posición de responsable total en el control del medio ambiente, debe conocer la ubicación e importancia de las potenciales fuentes de contaminación.
Las actividades humanas causantes de problemas medioambientales son: agricultura, silvicultura, pesca, energía, industria, transporte y turismo.
Los problemas medioambientales ligados a la agricultura son:
• Restos de pesticidas y fertilizantes en los alimentos, agua y suelo con el peligro asociado de estas sustancias químicas para la salud humana
• Ausencia de “buenas prácticas agrícolas” con el peligro de pérdida de flora y fauna
• Empleo excesivo de fertilizantes con la lixiviación de éstos y su difusión en aguas
subterráneas y superficiales lo que implica contaminación del agua
• Emisión de amoniaco, y óxidos de nitrógeno con la correspondiente contaminación del aire
• Riego excesivo o escaso con el peligro de agotamiento de acuíferos y salinización de suelos y acuiferos
• Empleo de maquinaria pesada y vertido de fangos con metales pesados con el peligro de compactación de suelos, erosión y contaminación
• Vertido de residuos que contaminan el aire
En el caso de la silvicultura, los monocultivos y las prácticas intensivas son un peligro para la diversidad de especies. También genera problemas de erosión y empobrecimiento del suelo. Algunas especies (coníferas y eucaliptos) debido a que son inflamables presentan problemas de incendios con impactos locales importantes.
La pesca intensiva tiene el peligro de pérdida de recursos y la destrucción global de flora y fauna. La acuicultura tiene un impacto medioambiental notable por la generación de residuos en el medio acuático.
La energía es un elemento fundamental en la vida económica y social. Su impacto en el medio ambiente no solo es función de la cantidad de energía demandada sino de la manera en la que ésta se produce y utiliza. La incidencia medioambiental de la producción de energía es la contaminación del aire asociada a la combustión de recursos fósiles. En el caso de la energía nuclear, el peligro está asociado a las instalaciones y a los residuos generados. Las energías renovables, a pesar de que se suelen presentar como ambientalmente favorables, no están exentas de problemas.
En el caso de la industria, algunos sectores tienen por su gran capacidad de producción y por las propiedades de los productos que manejan unos efectos considerables sobre el medio ambiente. En la Unión Europea se aprobó en 1996 la Directiva 96/61 de 24 de septiembre relativa a la prevención y control integrados de la contaminación en la que se establecen medidas para evitar o, cuando ello no sea posible, reducir las emisiones de las actividades objeto de control (tabla 1) en la atmósfera, el agua y el suelo con el fin de alcanzar un nivel elevado de protección del medio ambiente considerado en su conjunto.
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