Por supuesto, hay razones para darle tanta importancia a la protección en el punto de operación de las
prensas de potencia mecánica. El historial de lesiones de las prensas de potencia no es muy bueno.
como lo indica una estimación de Ryan, de 1987, según la cual en los Estados Unidos había cada año
aproximadamente 2 000 amputaciones entre los operadores de prensas (ref. 136). Cuando se alimenta
la prensa a mano, el operador está cerca del peligro cada vez que los troqueles se cierran, y esto le
sucede miles de veces en su carrera. Un descuido, y en una fracción de segundo se ha amputado ur.
dedo o una mano. Tales accidentes eran triviales en la primera mitad del siglo XX. Poco antes de la
Segunda Guerra Mundial, se llegó a la conclusión de que incluso el operador más cuidadoso podía
convertirse en víctima de la prensa de potencia y se iniciaron esfuerzos para eliminar el riesgo.
Para comprender la naturaleza y la importancia del riesgo de las prensas de potencia, es necesario estudiar la relación entre ser humano y máquina. En una instalación de alimentación manual, la
prensa y el operador alternan acciones, con un ritmo que se cicla cada pocos segundos, y que en
algunas operaciones de prensa de mesa puede ser incluso de una fracción de segundo. La figura 14-18
muestra la secuencia de acciones en un ciclo de prensa común, que emplea alimentación manual sin
protección. Los incentivos de producción motivan al operador a ir a una velocidad cada vez mayor,
conforme gana habilidad. El operador aprende a seguir un ritmo con el movimiento de la prensa. El
sonido del mecanismo disparador de la prensa, el cierre de los troqueles y otros movimientos de la
prensa se convierten en señales para que el operador haga un movimiento con la mano o con el pie. El
proceso requiere la coordinación de ojos, manos y pies en todos los ciclos. Es fácil imaginar los
riesgos implícitos en cientos de miles de ciclos repetitivos.
Una de las principales causas de accidentes en las prensas de potencia es el intento del operador de
reajustar una pieza de trabajo mal alineada sobre el troquel. El impulso de meter la mano para corregir
el error es muy poderoso, aun después que se ha activado el ariete. Si el operador deja pasar el error, la
pieza de trabajo mal alineada puede romperse cuando los troqueles se cierren y, por lo menos, se arruinará, aunque es más probable que los troqueles (que son caros) se rompan o arruinen, y también es muy
posible que el marco de la prensa se dañe. Una pieza de trabajo mal alineada puede producir un daño de
muchos miles de dólares a los troqueles y a la prensa misma. Pero aún peor, la pieza de trabajo mal
colocada o los troqueles pueden fragmentarse cuando se cierren, lo que expone al operador a que los
pedazos de metal salgan disparados y lo lastimen. A nadie sorprenderá, pues, que el operador sienta una
poderosa inclinación a meter de nuevo la mano para corregir una mala posición. Los ojos del operador
verán el error y la mano se introducirá... aunque el pie ya haya oprimido el pedal que activa la prensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario