El de Seveso, ocurrido en 1976 en una planta química de fabricación de pesticidas y
herbicidas cercana a la localidad italiana llamada así, es el que ha dado nombre a las
Directivas Europeas que pretenden promover y regular la prevención de accidentes graves
de origen químico y mitigar sus consecuencias si llegan a producirse.
Pero el accidente de Seveso, no ha sido el único. Nombres como Feyzin , en Francia, San
Juanico en Méjico o Bhopal en la India, han recordado, de forma dramática por la pérdida
de vidas y bienes, que es necesario controlar la forma de llevar a cabo las actividades de
diseño, construcción y explotación de plantas químicas en las que se manejan sustancias
peligrosas por encima de un determinado umbral de cantidad, o en unas condiciones de
proceso que pueden conducir a consecuencias negativas no admisibles fuera de las
propias plantas.
En 1982 la entonces Comunidad Económica Europea adoptó la Directiva del Consejo
82/501/CEE (Directiva Seveso). En 1984 ocurrió el accidente de Bhopal donde una fuga de
metil-isocianato causó más de 2500 muertos entre personas que vivían en las
inmediaciones de la fábrica, y en 1986 con motivo de un incendio en un almacén de
productos químicos en la ciudad suiza de Basilea, el agua empleada para combatirlo se
contaminó con mercurio y pesticidas organofosforados, provocando la muerte de medio
millón de peces en el Rin.
A la vista de estos y otros accidentes similares, la Directiva Seveso fue modificada
parcialmente en dos ocasiones durante 1987 y 1988 para ampliar el alcance y extenderlo a
actividades antes no contempladas, como eran las de almacenamiento de productos.
Por último en 1996 se aprobó la Directiva del Consejo 96/82/EC llamada SevesoII. Uno de
los principales cambios, no el único significativo e importante, fue la introducción de la
exigencia a los industriales de establecer una política de prevención de accidentes graves y
un sistema de gestión de seguridad adecuado para desplegar esa política de manera
efectiva y eficaz. Este nuevo requisito obedece a las lecciones aprendidas de accidentes
ocurridos, en los que ha podido constatarse como causa “raiz” de los mismos la carencia
de una política y un sistema de gestión adecuados por parte de los industriales.
El propósito de la SevesoII es doble: Por un lado la prevención de accidentes graves donde
estén involucradas sustancias peligrosas; por otro, dado que los accidentes siguen
ocurriendo, el propósito es limitar las consecuencias de los mismos teniendo como objeto
de protección la comunidad (no sólo las personas, sino también los aspectos ambientales).
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