Una vez estimadas las frecuencias posibles de los accidentes postulados en el estudio, el
paso siguiente fue determinar cuantitativamente el riesgo y la elaboración de los mapas
de “curvas de isoriesgo”, que son la representación gráfica del riesgo individual, y que unen
los puntos del plano de la instalación y su entorno que presentan el mismo valor de riesgo
individual.
Para ello a cada punto se asocia el valor de la frecuencia de daño que sufriría
una persona situada en él.
Para el cálculo, se empleó un programa informático expresamente destinado a ello,
considerándose una malla cuadrada para la instalación y su entorno de 4.000 metros x
4.000 metros que abarca la totalidad del área afectada con posibles efectos letales. Más
allá de estas distancias la probabilidad de muerte es nula.
Los sucesos finales considerados fueron tratados teniendo en cuenta las condiciones
meteorológicas de dirección y velocidad con sus correspondientes probabilidades
asociadas y dos condiciones de estabilidad atmosférica: la más probable (70,8% de
probabilidad ) y la más desfavorable (29,2%).
El riesgo individual en cada punto “P” de la malla se determinó, mediante el programa
informático citado, sumando los riesgos individuales ocasionados por cada una de las
hipótesis de accidente, que resulta de multiplicar la probabilidad de ocurrencia de dicha
hipótesis por la probabilidad de muerte en el punto “P” como consecuencia de la ocurrencia
de la hipótesis.
En el caso de hipótesis de fugas tóxicas y nubes de gas inflamable se
consideraron a su vez las probabilidades de cada condición atmosférica y de que el viento
sople en la dirección correspondiente a cada uno de ocho sectores en los que se dividió el
plano para limitar el número de cálculos necesarios.
En este punto del análisis, se eligieron las hipótesis que más incidían en el resultado final
debido a sus alcances de daño, y por otro lado las que más lo hacían debido a las
frecuencias. Este fue el punto de partida para considerar si las medidas previstas en el
diseño inicial podían ser modificadas para reducir dichos alcances, dichas frecuencias o
ambos.
El resultado de esta reconsideración del diseño inicial, se describió con detalle en
la documentación presentada a las autoridades competentes seis meses antes de la fecha
prevista en un principio para la puesta en marcha de las nuevas instalaciones.
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