La norma de limpieza general está dirigida a un riesgo muy común y a una fuente frecuente de
demandas de compensación: resbalones y caídas. Tan importante es este riesgo para las compañías de
seguros, que algunas veces tienen centros de investigación de "tribología" (ref. 87), el estudio de los
mecanismos y fenómenos de la fricción, y que se aplica al estudio de tropezones y caídas así como a
la lubricación y el desgaste de superficies contráctiles (ref. 82).
El agua en el piso es un problema en muchas industrias, y es necesaria una vigilancia constante
para mantener el piso limpio y seco. En la fase de diseño de edificios e instalaciones, la atención al
problema de procesos con agua sugerirá pendientes y sistemas de drenaje de pisos para resolver el
problema. Otro dispositivo útil es el uso de un piso falso o un tapete, para que el trabajador que deba
laborar en un proceso con agua tenga un sitio seco donde pararse.
Algunos edificios no están construidos para facilitar la limpieza. En otros, los pisos no sólo son
pobres desde el punto de vista de limpieza, sino que presentan riesgos de tropezones, como clavos
que sobresalen, astillas, hoyos o tablones sueltos.
Los riesgos por tropezones debidos a pisos disparejos pueden acarrear lesiones serias. En un
caso, en una laminadora de acero había una diferencia de 2.54 a 7.62 centímetros en el punto en el que
una reja y una placa se unían en el piso. El empleado que trabajaba en esa área cumplía la tarea de
guiar cabos de acero al rojo vivo del final de una línea de laminación, de modo que una caída lo habría
puesto en peligro de tocar los cabos ardientes.
Los pasillos son importantes, y las normas respectivas especifican que los que son permanentes
deben mantenerse despejados de obstrucciones peligrosas y tener las señales apropiadas. Irónica-
mente, entre mejor señalizados estén los pasillos, más se notarán las obstrucciones o materiales que
se permita acumular en ellos. Por el contrario, entre más materiales u obstrucciones se despejen para
montacargas u otros recorridos, más se notará que le faltan las señales necesarias.
De la ironía anterior hay que extraer una moraleja. Hay una tendencia entre los gerentes de
seguridad e higiene a ir por toda la planta trazando indiscriminadamente pasillos, que luego se enorgullecen de señalizar de acuerdo con las normas apropiadas. Está en la naturaleza humana de algunos
gerentes el deseo por demostrar a todos que se emprenden las medidas para mejorar la seguridad y
cumplir con las normas establecidas. El desafortunado resultado es que los pasillos quedan demasiado reglamentados y se dedica tanto tiempo a reglamentarlos que se pierde eficiencia de producción.
De hecho, el efecto sobre la seguridad y la salud puede volverse negativo, pues patronos y trabajado-
res acaban por cuestionarse sobre si "de veras necesitan en la planta a ese gerente". Los procedimientos de señalamiento de pasillos son una ilustración perfecta de cómo una acción demasiado ambiciosa
en aras de la seguridad y la salud hace más daño que bien. Cada vez que se toma la decisión de
colocar señales en un pasillo, el gerente de seguridad e higiene debe detenerse y preguntarse: "¿Pode-
mos mantener este pasillo libre de materiales y otras obstrucciones?".
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