El sistema de marbetes es más sencillo, pero el de cerrojo es el requerido siempre que sea
factible. Parecería que no hace falta un cerrojo, porque, después de todo, ¿quién encendería una
máquina que tiene una etiqueta puesta por un trabajador de mantenimiento para advertir que no se
haga?
Pero las fábricas son operadas por seres humanos, y los errores pueden llevar a un accidente.
Por ejemplo, quizá el trabajador de mantenimiento se olvide de retirar la etiqueta luego de terminar la
reparación. El personal de operación pensará entonces que el trabajador de mantenimiento no quitó la
etiqueta y la ignorará. El lector sin duda imagina otras situaciones que conduzcan a accidentes y que
se hubieran evitado mediante un cerrojo. Si el trabajador de mantenimiento posee la única llave, no
hay forma que un operador vuelva a arrancar la máquina (desde luego, siempre que el trabajador de
mantenimiento haya tenido el cuidado de colocar el cerrojo).
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