En vista que sólo tenemos dos manos, ninguna saldrá lastimada en el punto de operación si para operar
los controles la máquina requiere de ambas, o por lo menos así dice la teoría. La teoría es buena, pero
son necesarios algunos arreglos para que el dispositivo cumpla su objetivo. Los trabajadores se enorgullecen de "derrotar al sistema" o de engañar a la máquina para hacer que opere sin que ellos activen los
controles. Uno de los trucos es utilizar una tabla o una cuerda para fijar un control, de forma que el
operador accione la máquina con una mano y la alimente con la otra. Otro truco es utilizar la cabeza, la
nariz o incluso los dedos de los pies para oprimir uno de los controles. Se sabe que los trabajadores han
intentado casi cualquier cosa para superar las características de seguridad de la máquina, en aras de un
nuevo récord de producción que les valga un pago más elevado como incentivo de producción. Estas
circunstancias descubren que el poder del dinero oscurece la seguridad personal a la hora de motivar a
los trabajadores. Quizás también revele algunas ineficiencias en los dispositivos de seguridad tal y
como están diseñados, ineficiencias que comprometen la productividad en nombre de la seguridad.
Como dijimos en el capítulo 3, los trabajadores y los directores de la empresa tolerarán alguna reducción en la velocidad de las operaciones por razones de seguridad, pero no demasiada.
La figura 14.28 ilustra un dispositivo de control de dos manos y algunas de las características
destinadas a impedir que el trabajador lo derrote. Observe la superficie lisa y redonda del botón
palmar, que lo hace cómodo para la palma de la mano, pero no para atarlo. También observe las copas
alrededor del botón, diseñadas para evitar intentos de atar el botón. El sistema de circuitos de control
se puede utilizar también para detectar los juegos sucios y detener la máquina, si los botones no se
oprimen al mismo tiempo ni se liberan entre ciclos.
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