Los tratamientos de residuos peligrosos pueden clasificarse en dos grandes grupos:incineración y tratamiento fisicoquímico. Las cenizas de incineración y los productos resultantes del tratamiento fisicoquímico se llevan actualmente a vertederos llamados de seguridad.
La incineración puede emplearse para eliminar residuos a través de un tratamiento térmico, en el que éstos se emplean como combustibles y se recupera el calor producido
en la combustión.
Con carácter general, los residuos que por sus propiedades físicas, químicas y térmicas pueden ser incinerados son los constituidos sólidos y los líquidos, lodos y sólidos orgánicos.
Como consecuencia de la producción de subproductos en la combustión, los sistemas de incineración de residuos tóxicos y peligrosos se diseñan incluyendo diversos dispositivos
de control de las emisiones a la atmósfera. En la mayoría de los casos estos sistemas consisten en la utilización de cámaras de postcombustión y lavado de gases.
Las cámaras de postcombustión sirven para proporcionar un volumen adicional de combustión y en consecuencia, un mayor tiempo de combustión a temperatura elevada, con lo que puede controlarse la emisión de subproductos orgánicos no quemados.
Los lavadores funcionan retirando físicamente de la corriente gaseosa la materia particulada, gases ácidos y compuestos orgánicos residuales.
En Europa los incineradores más utilizados para la eliminación de residuos peligrosos son los hornos rotatorios
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