La ley de la OSHA reconocía la existencia de normas de consenso nacional ya en uso antes de su
promulgación. Ésta es una parte muy importante de la ley, porque dio a la OSHA la facultad de
ignorar las salvaguardas del procedimiento que acabamos de mencionar y de emitir normas sin consultar al público. El principio era que las normas, debido a su existencia previa, ya habían sido aceptadas.
La autoridad de la OSHA para emitir normas de consenso nacional expiró a principios de 1973,
dos años después de la fecha de vigencia de la ley. Por lo tanto, al cabo de dos años, a la OSHA ya no
se le permitía "patrocinar" normas de seguridad y de higiene. Casi todas las normas de consenso
nacional fueron establecidas por las dos organizaciones normativas principales, el Instituto Estado-
unidense de Normas (American National Standards Institute, ANSI) y la Asociación Nacional de
Protección contra Incendios (National Fire Protection Associalion, NFPA).
Además de las normas de consenso nacional, también se permitía adoptar cualquier norma establecida federalmente como norma general de la OSHA. Las normas federales habían tenido aplica-
ción sólo en grupos limitados, como la industria de la construcción o los contratos con el gobierno.
Con la ley de la OSHA, el Congreso le permitió a la dependencia extender estas normas a prácticamente todas las empresas.
El problema más importante de las normas de consenso nacional era si alguna vez representaron
tal consenso. Casi ninguna de las normas había sido obligatoria, y el lenguaje utilizado hacía obvio
que los redactores de muchas nunca habían pretendido que fueran reglas obligatorias por imponerse
mediante sanciones monetarias a los patronos infractores. Examinaremos más a fondo este asunto en
la sección "Conmoción pública".
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