La primera ley de la OSHA daba a sus funcionarios el derecho de entrar a una fábrica u otro lugar de
trabajo sin demora (en momentos razonables) a la presentación de sus credenciales, que consistían en
la identificación del funcionario, pero no en una orden de inspección emitida por un tribunal.
El
derecho de los funcionarios gubernamentales de hacer esto fue objetado más tarde por un empresario
de Idaho, y la Suprema Corte de los Estados Unidos falló a su favor en la famosa decisión Barlow de
1978. Las empresas pueden ahora invocar la Cuarta Enmienda de la Constitución de los Estados
Unidos y exigir que la OSHA recabe una orden judicial para realizar la inspección.
Algunos directivos asumen la postura de que ningún momento es un "momento razonable" para
ser visitados por el inspector de la OSHA. Argumentan que su planta tiene tantos procesos de propie-
dad registrada que una visita del funcionario pondría en riesgo secretos comerciales. El Congreso
previo esta excusa y decretó que toda información que pudiera revelar un secreto comercial sería
mantenida confidencial. De hecho, esta provisión fue esencial para impedir que la OSHA entrara en
conflicto con leyes que protegen los secretos comerciales.
Las inspecciones de la OSHA siguen las siguientes prioridades:
1. Peligro inminente
2. Decesos y accidentes mayores
3. Quejas de empleados
4. Industrias de alto riesgo
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