Igual que con el control de sustancias tóxicas, las soluciones más simples son a veces tan obvias
que se pasan por alto. Siempre deberá pensar en modificar o eliminar procesos. Otra solución muy
simple, si es posible, es alejar al operador de la fuente primaria de ruido. Esta idea tiene más mérito de
lo que parece, porque la intensidad del ruido de una fuente dada se reduce con el cuadrado de la
distancia, en la ausencia de paredes reflectoras y de otros factores de distorsión. La razón de esta
relación se aprecia en la figura 9.14.
Se debe recordar que es la intensidad absoluta del sonido, no los decibeles, la que varía
inversamente con el cuadrado de la distancia desde la fuente. La escala logarítmica de decibeles da un
cambio de tres dB cada vez que la intensidad del sonido cambia en un factor de dos (cuando se
duplica o se reduce a la mitad). De aquí se deriva una regla empírica para la distancia. Ya que la
intensidad del sonido varía con el cuadrado de la distancia desde la fuente, al duplicarla se consigue
una reducción de cuatro veces en la intensidad del sonido, lo que por su parte trae una disminución de
seis dB. El efecto se muestra en el caso 9.4.
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