Todos saben que los explosivos son peligrosos, y el público en general evita todo contacto con ellos.
Sólo el profesional bien capacitado sabe cuáles son los procedimientos seguros y qué hacer en cada
situación. El conjunto de códigos que rigen a los explosivos concierne casi en su totalidad al almacenamiento o a la construcción de los depósitos para almacenarlos.
Igual que los líquidos inflamables, los explosivos se clasifican de acuerdo con el grado de nesgo. La clase A es la más peligrosa, y la mayor parte de los materiales que la gente considera "explosivos" como la nitroglicerina, la pólvora negra y la dinamita, pertenecen a esta categoría. Los explosivos
clase B incluyen a los propulsores, las pólvoras para flash fotográfico y algunos fuegos artificiales
especiales.
Los explosivos clase C son artículos fabricados que contienen explosivos en cantidades
restringidas. El gerente de seguridad e higiene debe estudiar las etiquetas del fabricante para determinar la clase de explosivo a la que cada artículo pertenece.
Los depósitos de almacenamiento para explosivos están divididos en dos grupos, también llamados clases, pero su designación es un número romano en lugar de una letra. La clase del depósito
depende sobre todo de la cantidad (en peso) de los explosivos almacenados, no de su clase. Los
depósitos clase I son para cantidades superiores a 22.6 kilos; los de clase II, esa cifra o menos.
Son pocas las instalaciones que necesitan explosivos, y la mayoría de los gerentes de seguridad
e higiene puede ignorar la norma en tanto que no los manejen. Pero aquellos que cuenten con explosivos dentro de sus instalaciones deben tener la precaución de asegurarse de que los procedimientos
de transporte y en particular los de almacenamiento cumplan con el código aplicable.
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