Es evidente que si un espacio contiene un líquido, especialmente uno que emita vapores tóxicos, hay
que retirarlo antes de entrar. Además, es elemental cerrar las válvulas de tubería que suministran el
líquido. Sin embargo, el riesgo es más insidioso cuando se trata de un espacio cerrado. Aunque la
válvula esté cerrada, si tiene una presión lo bastante alta puede haber una pequeña cantidad de fuga o
purga en el espacio. Esto ha llevado a un procedimiento de seguridad reconocido llamado como
doble bloqueo y purga, que se explica en la figura 11.8.
Otra práctica que cumple el mismo objetivo consiste en cortar o separar la tubería y desalinearla
para romper la continuidad entre el espacio cenado y el material peligroso. Otra solución es el sellado o cegamiento, que pide cerrar totalmente el tubo, tubería o ducto acoplando una placa sólida que
cubra la sección transversal interior de la tubería y sea capaz de soportar la presión máxima de su
contenido sin fuga alguna.
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