El respirador más popular de todos es también el que peor se usa. Destinada sólo a las partículas
(sólidos suspendidos), la máscara de polvo (figura 11.1) no está aprobada para la mayor parte de los
riesgos de pintura y soldadura, aunque a menudo se utiliza inadecuadamente en estas situaciones.
Algunas máscaras para polvo están aprobadas para venenos sistémicos leves,1 pero por lo general
están limitadas a polvos irritantes, aquellos que producen la pneumoconiosis o fibrosis (véase el capítulo 8). Una de las limitaciones principales de la máscara para polvo es su ajuste. Incluso los
modelos de mejor ajuste tienen fugas de aproximadamente 20 por ciento. Una regla empírica es que
la aprobación es válida para partículas no más tóxicas que el plomo.
A pesar de sus desventajas, la máscara para polvo es popular porque es barata, higiénica y puede
desecharse después de usarla. Su bajo costo y disponibilidad general la hacen atractiva para su adquisición en la farmacia local y para uso personal. Por tanto, es el respirador que con más probabilidad
encontrará el gerente de seguridad e higiene que los empleados traen de su casa al trabajo. Así, es
preciso educar a los empleados sobre las limitaciones de la máscara para polvo.
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