Según el Consejo de Seguridad Nacional (ref. 1), los incendios son la quinta causa de muertes accidentales. Hasta hace poco era la tercera, después de los fallecimientos por vehículos de motor y por caídas,
pero en los últimos años el envenenamiento y los ahogados la han superado. Esto no habla mal de los
envenenamientos y ahogamientos, sino más bien es una indicación de que la seguridad contra incendios
está mejorando. Uno pensaría que los sistemas de alta tecnología de detección, protección y supresión de
incendios utilizados en los Estados Unidos harían que tuvieran una de las menores tasas de fallecimientos
por incendio en el mundo. ¡Todo lo contrario! Los Estados Unidos tienen una de las peores tasas de
muerte por incendio en el mundo industrial, de aproximadamente 16 muertes por millón de personas.
Esta tasa, pues, es elevada, pero cualquiera que intente asignar la responsabilidad a la industria se
va a desilusionar. De acuerdo con estadísticas de la NFPA (ref. 49), 80 por ciento de los fallecimientos
por incendio en los Estados Unidos ocurren en las casas, no en las industrias.
Las estadísticas de muertes en el trabajo muestran que en 1994 menos de dos por ciento se debieron al fuego. De acuerdo con las mismas estadísticas, la violencia en el trabajo era 10 veces mayor que la cifra de fallecimientos por fuego. Estos hechos refuerzan la conclusión de que la industria, más que la mayor parte del resto de los miembros de esa sociedad, ha hecho mucho para controlar los riesgos de incendio. Considerando la increíble exposición a líquidos inflamables en refinerías y plantas químicas y los miles de millones de horas de trabajo que transcurren en las plantas industriales cada año, es asombroso que el total de muer- tes por incendio en todas las plantas industriales no sea mayor que el número total de los que mueren por incendios en tabernas y prisiones. De hecho, más gente murió en un solo incendio en un club de Kcntucky en 19771 que en la suma de todos los incendios industriales en ese año y los siguientes dos.
Las estadísticas de muertes en el trabajo muestran que en 1994 menos de dos por ciento se debieron al fuego. De acuerdo con las mismas estadísticas, la violencia en el trabajo era 10 veces mayor que la cifra de fallecimientos por fuego. Estos hechos refuerzan la conclusión de que la industria, más que la mayor parte del resto de los miembros de esa sociedad, ha hecho mucho para controlar los riesgos de incendio. Considerando la increíble exposición a líquidos inflamables en refinerías y plantas químicas y los miles de millones de horas de trabajo que transcurren en las plantas industriales cada año, es asombroso que el total de muer- tes por incendio en todas las plantas industriales no sea mayor que el número total de los que mueren por incendios en tabernas y prisiones. De hecho, más gente murió en un solo incendio en un club de Kcntucky en 19771 que en la suma de todos los incendios industriales en ese año y los siguientes dos.
Las industrias mas peligrosas desde el punto de vista del riesgo de incendios son las minas, los
silos elevadores de grano, los molinos de grano, las refinerías y las plantas químicas. Los fallecimientos por fuego en estas cuatro ramas industriales empequeñecen el total de todas las demás juntas. Para
la industria manufacturera en general, el total de fallecimientos por incendio es muy bajo Una tragedia ocurrió en 1991 en Hamlet, Carolina del Norte, donde 25 personas perdieron la vida en 35 minutos cuando un incendio arrasó con la planta de procesamiento de carne de aves de Imperial Foods
Una tragedia todavía peor fue el incendio de Triangle Shirtwaist Company, que costó 145 vidas en
Nueva York en 1912.
El incendio de Triangle Shirtwaist Company recibió tanta publicidad que tuvo
un profundo impacto en la reglamentación para controlar fuegos industriales en los Estados Unidos,
con el resultado que durante el último siglo la industria de ese país obtuvo una excelente historia de
incendios. La tragedia de Imperial Foods le recordó al público las consecuencias de salidas bloquea-
das y de ser condescendientes en cuanto a estos riesgos.
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