La médula ósea y el resto del sistema de producción de la sangre son de las
partes más radiosensibles del cuerpo humano, siendo afectados por dosis tan bajas
como 0,5 a 1 Gray. Sin embargo, presentan una marcada capacidad de regeneración, de forma que si sólo se irradia una parte del cuerpo, generalmente sobrevive una cantidad
de médula suficiente para reproducir la afectada.
Los órganos genitales y los ojos son también órganos bastante sensibles. Dosis
de tan sólo 0,15 Gray que afecten a los testículos pueden provocar la esterilidad temporal
del hombre cuando se absorben de una sola vez, mientras que serían necesarios 0,4
Gray/año en el caso de una exposición prolongada; para dosis mayores de 3,5 a 6 Gray,
se podría producir una esterilidad definitiva. Los ovarios son bastante menos
radiosensibles, aunque dosis entre 2,5 y 6 Gray administradas de una sola vez serían
causa de esterilidad, con mayor sensibilidad al aumentar la edad de la mujer. Además, al
contrario que el resto de los órganos, los genitales parecen ser más sensibles si la dosis
es recibida de forma repetitiva que cuando se recibe de una sola vez, ya que bastarían 2
Gray/año para causar la esterilidad permanente en hombres y 0,2 Gray/año durante largo
tiempo para causarla en mujeres.
El cristalino es la parte del ojo más vulnerable a la radiación, produciéndose
cataratas y opacidades, que ocurren después de un cierto período, tras una exposición
aguda de entre 2 y 10 Gray para radiación de baja LET, mientras que basta una dosis
entre 2 y 3 veces inferior cuando la radiación causante sea de alta LET. Para una
exposición crónica durante años, el umbral para este efecto se estima en 0,15 Gray/año.
Asimismo, los niños son especialmente sensibles, en particular los huesos y el
cerebro, pudiendo verse afectado el crecimiento de los huesos si se reciben dosis
relativamente pequeñas. El feto también es muy vulnerable a las lesiones cerebrales, con
retraso mental serio, si su madre es irradiada entre las ocho y las quince semanas de
embarazo, pareciendo no existir umbral para este tipo de daño, por lo que ha de cuidarse
especialmente la no irradiación de la madre -por ejemplo con rayos X- durante ese
período
.
Del resto de órganos, cabe decir que son relativamente resistentes y de respuesta
lenta a la hora de manifestar un daño agudo, siendo tal vez el pulmón el más sensible
debido a su complejidad.
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