La presencia de la radiación ionizante es una constante en nuestro mundo y en el
Universo. Entre las fuentes de radiación naturales, el propio Sol y el espacio exterior se
encuentran en el origen de la llamada “radiación cósmica”, de la cual llegan a la Tierra
cada segundo del orden de 2 x 1018 partículas de muy elevada energía,
fundamentalmente protones (86%) algunos de muy alta energía (mayor de 1000 MeV),
y partículas a (12%) (Shapiro, 1981), junto con radiación X y g. Al interaccionar con la
atmósfera terrestre, principalmente con el oxígeno y nitrógeno, los protones más
energéticos provocan reacciones que dan lugar a la aparición de neutrones, junto con
una cascada de piones y mesones, que acaban acompañados por radiación g, electrones
y positrones. Esta radiación, al reaccionar con los constituyentes de la atmósfera produce
distintas sustancias radiactivas como el 39Ar, el 14C, el 3H, el 7Be y otros. No obstante, la
atmósfera también nos protege de esa radiación, que en buena parte es frenada y
absorbida en ella, de manera que al nivel del mar se recibe una dosis mucho menor de la
que se tiene en zonas montañosas o de la que se recibe al viajar en avión. Así, a 10
kilómetros de altitud se reciben en promedio 5 mSv al año, mientras que a 600 metros
solamente 0,03. Al tratarse en su mayoría de partículas con carga eléctrica, son
desviadas por el campo magnético terrestre, y en la zona ecuatorial la dosis es menor
que en los polos terrestres. Una persona habitante de España, en promedio, cada hora
es atravesada por 100.000 rayos cósmicos de neutrones y 400.000 rayos cósmicos
secundarios. Para el promedio mundial, la radiación cósmica supone un 16% de la dosis
(0,4 mSv al año).
Sin embargo, la mayor contribución a la dosis media recibida por los habitantes
del planeta procede de la propia Tierra. En el subsuelo hay grandes cantidades de
uranio, torio y otros elementos radiactivos que impregnan de radiactividad todo sobre el
planeta (incluyendo nuestro propio organismo, véase la Fig. 6). Así, se reciben cada hora
unos 200.000.000 de rayos gamma procedentes del suelo y de los materiales de
construcción, que causan un 20% de la dosis promedio mundial (0,5 mSv al año). La Fig.
7 muestra el mapa de radiación natural en España por esta causa.
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