Por otra parte, para evitar la incorporación de sustancias radiactivas al organismo,
principalmente por inhalación o ingestión, en los lugares en donde se trabaje con material
no encapsulado (polvo, líquido, etc.) habrá que instalar medios para evitar la dispersión
de dicho material o la vestimenta y filtros adecuados al caso. Las sustancias habrán de
mantenerse confinadas dentro de barreras suficientemente herméticas que eviten la
contaminación del aire o de las superficies en los lugares de trabajo y en el medio
ambiente. Este concepto genérico del confinamiento mediante barreras cabe aplicarlo
a circunstancias muy variadas (Fig. 16):
- Así, cuando una fuente radiactiva se utilice en la industria o en la medicina como fuente de radiación externa, es necesario alojar el material radiactivo en una cápsula hermética, simple o doble según el caso. La hermeticidad de las fuentes encapsuladas ha de verificarse con periodicidad semestral o anual. ·
- El caso más notable de capacidad de aislamiento de materiales radiactivos es el de las centrales nucleares. En ellas, el número de barreras de contención es generalmente tres, a saber: 1) la vaina del combustible; 2) el circuito de refrigeración o barrera de presión; y 3) el sistema de contención, constituido por el edificio del . reactor, con una “piel de hermeticidad” de acero, sellada en cada una de las penetraciones que presente para el paso de tuberías, cables, etc., y que suele proyectarse con el fin exclusivo de impedir el escape de los productos de fisión en caso de accidente.
- De forma análoga, el principal requisito para la gestión segura de los residuos radiactivos es el de mantener su aislamiento por el periodo de tiempo necesario hasta que su decaimiento radiactivo los convierta en sustancias inocuas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario