Además de lo ya indicado, se pueden citar otras cuestiones de tipo práctico con
las que la reglamentación ayuda a garantizar una utilización segura de las radiaciones
ionizantes y las sustancias radiactivas.
Así, en primer lugar se requiere que quienes
hayan de dirigir y planificar el funcionamiento de una instalación se hallen en posesión
de la correspondiente licencia de supervisor, y que quienes manipulen materiales o
equipos productores de radiaciones ionizantes posean la licencia de operador (MINER,
1999). Por otra parte, la protección operacional de los trabajadores de una instalación
(MINECO, 2000) se basa en los siguientes principios:
a) Evaluación previa de las condiciones laborales para determinar la naturaleza y
magnitud del riesgo radiológico y asegurar la aplicación del principio de
optimización (ALARA).
b) Clasificación y señalización de los lugares de trabajo en diferentes zonas (zona
controlada y zona vigilada) teniendo en cuenta: la evaluación de las dosis anuales
previstas, el riesgo de dispersión de contaminación y la probabilidad y magnitud
de exposiciones potenciales (Fig. 21).
c) Clasificación de los trabajadores expuestos en diferentes categorías (categorías
A y B) según sus condiciones de trabajo (Tabla V).
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