miércoles, 12 de junio de 2013

Sistemas de información - I

Hay dos corrientes de opinión en relación con la responsabilidad de los riesgos en el lugar de trabajo La más ambiciosa asigna toda la responsabilidad a la empresa, no sólo identificar los riesgos, sino también eliminarlos de forma que al empleado se le garantice un lugar de trabajo seguro y saludable, sin importar la naturaleza de los riesgos. En su mayor parte, ésta es la postura de quienes redactaron la ley de la OSHA. Es verdad que la ley contiene una cláusula de obligación general tanto para los trabajadores como para la empresa, pero no hay duda de que las previsiones de coerción de la ley son para confirmar el cumplimiento por parte de la empresa, no del empleado.
 La segunda corriente de opinión es más conservadora en cuanto que reconoce la incapacidad de la empresa de eliminar por completo algunos riesgos y, por ende, asigna algo de la responsabilidad al empleado y exige que los sistemas de información le entreguen datos que especifiquen la naturaleza y el grado de riesgo asociado con el puesto. El argumento de esta comente es que el empleado cuenta así con los datos necesarios para evaluar los riesgos y actuar en consecuencia. Conforme la OSHA entraba a su segunda década, se desplazó hacia esta postura más conservadora que reflejaba un clima político más tradicional que trajo el cambio de gobierno de los Estados Unidos en 1980. Hasta los críticos de la OSHA reconocieron la equidad de un sistema de revelar al empleado la información sobre los riesgos a los que se expondría y de la que la empresa tenía conocimiento. Así comenzó el movimiento que se conoció como el derecho a saber, junto con reglamentaciones que exigían hojas de datos de seguridad de materiales (Material Safety Data Sheets, MSD) y etiquetar los materiales riesgosos a los cuales se podrían exponer los trabaja- dores o el público.

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