miércoles, 18 de diciembre de 2013

Operación - II

Si el gerente de seguridad e higiene llega a la conclusión de que hay un problema de monóxido de carbono en la planta y que los montacargas son los causantes, tiene varias alternativas. La más obvia es cambiar por montacargas eléctricos. Otra solución sería modificar el edificio o instalar sistemas de ventilación adecuados. Quizás la solución menos costosa sería revisar los procedimientos y la operación para determinar qué fuentes de emisiones pueden reducirse o incluso eliminarse por completo. Las siguientes son las preguntas clave:
1. ¿Dejan los operadores funcionando innecesariamente los motores? 2. ¿Puede modificarse la disposición del almacén o de las instalaciones de la planta para reducir las concentraciones?
3. ¿Hay montacargas defectuosos o gastados que generen más emisiones de lo necesario?
Aunque no hay requerimientos generales para la iluminación de plantas industriales, en donde se operen transportes industriales, la seguridad exige que tengan direccionales si el área de la planta es demasiado oscura. Se requieren faros en los transportes si la iluminación general es inferior a dos lumens por pie cuadrado. Es un nivel de iluminación bastante escaso, ya que un foco incandescente ordinario de 100 watts puede producir 1700 lumens. Aun en una habitación negra, con paredes no reflejantes, un foco de 100 watts produciría más de dos lumens por pie cuadrado en una habitación de 2.50 por 3.65 por 4.90 metros. La reflexión de las paredes u otras superficies reflectoras ayudan a la situación en general, así que el requerimiento de dos lumens por pie cuadrado no es difícil de cumplir. Un asesor en iluminación puede ayudar para tomar esta decisión.
Uno de los mayores riesgos de los montacargas y otros transportes industriales es la transición entre el muelle y el vehículo de carga. La figura 13.1 muestra las precauciones necesarias. Aunque en la figura aparece un transporte de carretera, el riesgo se presenta también en la carga de vagones de ferrocarril.
Muchos trabajadores piensan que porque saben cómo manejar un automóvil, también saben la forma básica de operar un montacargas, y muchos patronos se inclinan a aceptar su palabra. Pero la operación de un montacargas requiere de mucha más habilidad que la conducción de un automóvil. En comparación con un automóvil, un montacargas tiene una distancia entre ruedas o batalla mucho menor, y cuando se levanta la carga el centro de gravedad queda muy alto. Esto crea problemas de estabilidad a los cuales el operador puede no estar acostumbrado. El problema de estabilidad se agrava con las ruedas de poco diámetro, que hacen más peligrosos los hoyos y las obstrucciones. Cuando está cargado, el centro de gravedad del montacargas y la carga juntos puede trasladarse peligrosamente hacia delante. Recoger y depositar cargas requiere de habilidad en la manipulación apropiada y la colocación segura. Una carga fuera de centro presenta un riesgo especial, pues la carga puede voltearse en tránsito, aunque el montacargas esté en posición estable.

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