jueves, 29 de agosto de 2013

Contaminantes del aire

Lo que más preocupa respecto a las sustancias tóxicas es la contaminación del aire, y así es como debe ser (según se muestra en la figura 8.2). Los contaminantes del aire adquieren muchas formas físicas, y en el lenguaje diario la mayoría de la gente las confunde. El gerente de seguridad e higiene debe saber cuál es la diferencia, por ejemplo, entre vapores y humos. Aunque el aire está formado esencialmente por gases, su contaminación consiste en cualquiera de los tres estados de la materia: sólidos, líquidos o gases. Los gases contaminan fácilmente el aire porque está constituido precisamente por gases, que se mezclan con más facilidad. El gas tóxico más familiar es el monóxido de carbono. También son peligrosos en el entorno industrial el sulfuro de hidrógeno y el cloro. Incluso gases "inofensivos" como el bióxido de carbono y el nitrógeno inerte se vuelven peligrosos si se dejan acumular en grandes cantidades, pues se convierten en asfixiantes al desplazar el oxígeno. 
Los vapores son también gases, pero son líquidos o quizás hasta sólidos que liberan pequeñas cantidades de gases al aire circundante. Algunos de nuestros líquidos industriales más útiles, como la gasolina y los solventes, tienen una fuerte tendencia a liberar estos vapores. 
Los vahos se componen de diminutas gotas de líquido, tan pequeñas que quedan suspendidas en el aire durante largos periodos, como en las nubes. Ya que los líquidos son más pesados que el aire, al cabo caen o se condensan en gotas más grandes, que se precipitan en forma de lluvia. Sin embargo, mucho antes de que esto pase pueden ser inhalados por el trabajador. Cuando los vapores se condensan en nubes se generan vahos finos. 
Los vahos gruesos se producen en operaciones de salpicado o atomizado, como en los aceites de corte para máquinas herramientas o en el electrodepósito. En general, el rocío pesticida también es un vaho.
Los polvos se reconocen como partículas sólidas. Técnicamente hablando, las partículas de polvo tienen diámetros de 0.1 a 25 micrómetros. Todo mundo está expuesto al polvo, y algunos son relativamente inofensivos. Los polvos peligrosos incluyen los de asbesto, plomo, carbón, algodón y los radiactivos. El polvo de sílice en operaciones de rectificado también se reconoce como un riesgo, aunque el polvo de tierra ordinario es sobre todo sílice. Las partículas de polvo de asbesto tienen forma de fibras en vez de ser redondos, y esto contribuye a su peligrosidad.
Los humos son también partículas sólidas, pero son demasiado finas para llamárselas polvos. Ahora bien, el tamaño de las partículas de humo y de polvo se superpone, como se observa en la figura 8.3. En tanto que las partículas de polvo se dividen por medios mecánicos, los humos se forman por resolidificación de vapores de procesos muy calientes, como la soldadura. Las reacciones químicas también pueden producir humos, pero los gases y vapores que se generan en los procesos químicos no deben ser confundidos con humos. Los humos metálicos son los más peligrosos, especialmente los de los metales pesados. Las partículas son una clasificación general que incluye todas las formas de contaminantes del aire, tanto sólidas como líquidas (es decir, polvos, humos y vahos). Por lo tanto, su tamaño varía en gran medida; algunas son visibles a simple vista, pero la mayoría no. La figura 8.4 muestra algunos ejemplo de tamaños de partículas, de las visibles diminutas, a las grandes moléculas submicroscópicas. 
En este momento será evidente que la industria y tecnología no eliminan el riesgo de exposición a las sustancias tóxicas, sino que sólo la controlan para mantenerla dentro de límites aceptables. Es a la vez ingenuo e innecesario que el gerente de seguridad e higiene adopte la estrategia de eliminar totalmente la exposición de los trabajadores a sustancias tóxicas. No hay ningún veneno conocido al cual el ser humano no pueda ser expuesto sin sufrir daño de consideración, siempre que la exposición sea lo bastante pequeña y esté distribuida en un tiempo lo bastante prolongado para que el organismo lo asimile o lo elimine. Por otro lado, hasta el más débil de los venenos puede ser mortal si el trabajador está expuesto constantemente a dosis masivas. Y tales dosis se encuentran en exposiciones industriales más que en cualquier otro entorno.

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