Un problema permanente es acordarse de la tapa de protección de la válvula, que debe
retirarse para utilizar el cilindro, pero que también debe volver a atornillarse en su sitio cuando
el cilindro se almacena. La tapa protege a la importante válvula, y si alguna vez se mueve el
cilindro sin ella, se corre el riesgo de que éste se caiga y se desprenda la válvula con resultados
desastrosos.
Cuando se cincha un cilindro de oxígeno a una carretilla de ruedas o diablo junto con un cilindro
de acetileno y el regulador está colocado para la soldadura, por lo general se considera que está en
estado operativo, no en almacenamiento. Por tanto, la práctica en la industria dice que en esta situación las tapas de protección de las válvulas no tienen que estar colocadas.
Si se observa con atención la tapa de protección de la figura 15.6, se aprecia una ranura vertical
más bien rara; en realidad, son dos, pero una está oculta. Estas ranuras tienen un propósito de ingeniería definido, pero no el que la mayoría de la gente piensa. Si la válvula se suelta mientras la tapa de
protección está atornillada, el gas que sale hará impacto a gran velocidad con la porción superior
cerrada de la tapa, lo que tenderá a contrarrestar la fuerza del gas. Las partes ranuradas en los costados de la tapa permiten que el gas salga, pero en direcciones exactamente opuestas, lo que equilibra
las fuerzas y deja al cilindro relativamente quieto.
Por desgracia, la abertura de las ranuras en la tapa son una invitación para su mal uso por parte
del trabajador que intenta mover el cilindro. Los cilindros son pesados y difíciles de manejar, especialmente para el trabajador que ha tenido que mover muchos en un solo día. Además, en los climas
fríos tienen tendencia a congelarse y se pegan al suelo, a alguna placa o incluso entre sí. Como el
trabajador quiere encontrar la manera de despegarlos, la abertura de la ranura le parece el lugar ideal
para insertar una barra y hacer algo de palanca. Pero éste no es el propósito de las ranuras, y este mal
uso hace que las válvulas se rompan o queden dañadas.
Como si los riesgos de la presión no fueran suficientes, el oxígeno presenta otros riesgos debido
a sus propiedades químicas. Como hemos dicho, es relativamente estable en ausencia de fuentes
combustibles, pero el riesgo de incendio del oxígeno puro a presión en presencia de un combustible
es muy elevado. Una sustancia tan inocua como la grasa ordinaria puede convertirse de repente en un
combustible explosivo en presencia de oxígeno puro a presión. En cuanto abren la válvula, los trabajadores tienen la costumbre de colocar la mano frente a la abertura para saber si el cilindro funciona. Si tienen grasa en las manos o los guantes, corren el riesgo de perder una mano en la combustión
explosiva que puede producirse.
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