lunes, 9 de septiembre de 2013

DETECCIÓN DE CONTAMINANTES

Es bueno tener una lista de sustancias tóxicas con los niveles de exposición permisibles de cada una, pero se necesita más para determinar si hay problemas. En efecto, la lista anota demasiadas sustancias para tener cubiertas todas las posibilidades. Los gerentes de seguridad e higiene necesitan tener conocimientos de los procesos de su planta, de forma que sepan dónde buscar o al menos a quien preguntar. El muestreo y la prueba del aire son la manera de determinar las concentraciones con tanta precisión como sea posible, pero antes de que se realice la prueba, es necesario estimar el monto posible de la contaminación de acuerdo con otras pruebas. 
Una de las maneras más comunes de detectar de forma preliminar un problema potencial es mediante el sentido del olfato. La gente piensa que puede oler un contaminante del aire, y usualmente percibe ya sea la sustancia tóxica o el olor de algún agente que suele acompañarla. Pero no es suficiente el sentido del olfato para detectar algunos de los contaminantes más peligrosos. 
El ejemplo más notorio es el monóxido de carbono, pero el bióxido de carbono, el nitrógeno y el metano también son casi inodoros y son peligrosos porque desplazan el oxígeno del aire. Algunos lectores pondrán en duda la aseveración de que el metano es inodoro, porque saben que es el ingrediente principal en el gas natural. Pero el olor del gas "natural" proviene de un agente de olor fuerte, introducido deliberadamente como precaución de seguridad, de forma que los usuarios detecten fugas mediante olfato. Incluso el sulfuro de hidrógeno, un gas que es peligroso y al mismo tiempo tiene un fuerte olor a podrido, no se detecta en forma confiable con este método, pues su olor es tan fuerte que satura pronto el sistema olfativo; se bloquea en las víctimas la sensación olfativa y dejan de estar conscientes del grado de exposición.

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